Me gusta escribir en esos días donde me siento muy feliz o muy triste. Es un ejercicio sencillo donde establezco un diálogo conmigo misma. Yo y nada más. Nadie más.
A través de las letras consigo revivir mi historia resumida en los detalles, dejando ver mi proceso en cada cicatriz.
Ojalá existiera una maquina expendedora de instantes donde pudiéramos tener unos cuantos momentos extras a lo largo de nuestras vidas. Un tiempo añadido. "La ñapa" permitirnos sentir una vez más. Encripatarlo en la piel.
Hoy por ejemplo, por un instante anhele ser el viento, para que así nadie supiera si estoy huyendo o simplemente me estoy dejando llevar.
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