Paseo del rey / lun 5:27 pm
Ese día de agosto salí a tomarme unas copas de vino con mi familia y Mario, un amigo paleontólogo, que en medio de la charla nos comentó sobre su experiencia de escribir para una de las revistas más destacadas aquí en madrid. Vi cómo se entusiasmaba contando cada viaje, cada anécdota, cada aventura realizada... en ningún momento lo escuche hablar sobre que tenía o cuanto ganaba, y en medio de la charla me tomé el atrevimiento de hacerle una pregunta.
Y fue la siguiente: ¿ Mario cuales son las bases para lograr esa plenitud, esa felicidad?
Me contestó: Que curioso que me lo pregunte la chica más sonriente... hizo una pausa y cambiando su tono de voz me dijo - En realidad march, todo depende de ti, de tus sentimientos y hacia donde enfocas tus pensamientos, porque si estás pensando continuamente en lo que no tienes, en lo que te falta, si te dejas llevar por la sociedad de consumo y la publicidad, te convertirá en un incompleto animal que siempre querrá lo que no tiene ni necesita, estarás buscando la felicidad en lo externo y tu felicidad debe ser el poder desarrollar al máximo tu potencial personal, esa armonía y felicidad tiene que ver con una sensación de paz, de estabilidad interna, de tus cualidades, de tu empatía, de tu bondad.
Fue ahí donde me dijo la frase que más se me quedó grabada: Somos un "ser" humano, no un "tener" humano. La felicidad es aprender cada día para seguir progresando en lo personal, para conseguir bienestar y armonía interior.
Desde ese día me levanto cada mañana con la ansiedad de aprender algo nuevo, de ser una alumna eterna, para poder tener la capacidad de adaptarme a cualquier cambio en la vida con una gran sonrisa, sea bueno o malo.
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